¿Qué es la adicción a las nuevas tecnologías? ¿Cuál es su definición formal? ¿Cómo trabajar la adicción a las nuevas tecnologías en terapia? ¿Qué tratamientos son los recomendados para tratar la adicción a las nuevas tecnologías? ¿Qué personas tienen más riegos de sufrir esta adicción? ¿En qué se diferencia la adicción tecnológica a otros tipos de adicciones? ¿Cómo evaluar la adicción? ¿Qué consecuencias tiene en la persona que padece este problema psicológico? ¿Qué podemos hacer los psicólogos para intervenir y ayudar a estos pacientes?

Última Actualización: 31 de Julio de 2018
Este artículo está escrito por el Psicólogo, Luis Miguel Real.
Como psicólogos, muchas veces nos encontramos con trastornos o problemáticas para las cuales no estamos muy seguros de cómo proceder. A veces no tenemos mucha experiencia con el tema, no es nuestra especialización, o no estamos muy familiarizados con las investigaciones al respecto.
En este artículo os ofrecemos una guía para el tratamiento de las adicciones a las nuevas tecnologías. Vamos a ir paso a paso, contextualizando este trastorno de origen tan reciente, analizando el conocimiento obtenido en los últimos años de investigación, y por último repasando las propuestas de intervención más prometedoras.
1. Origen del Concepto: Adicción a las Nuevas Tecnologías
Históricamente, cuando se hablaba de adicción, se hablaba de drogas. Ahora se sabe que el elemento esencial de todos los trastornos adictivos es la falta de control, es decir, el descontrol de la persona afectada sobre determinada conducta, que al comienzo le es placentera pero que luego va ganando terreno entre sus preferencias hasta llegar a dominar su vida, generando problemas severos a nivel personal y familiar.
La Estrategia de Salud Mental 2014-2018 del Ministerio de Sanidad, abordó específicamente la adicción tecnológica, especialmente en población adolescente, lo que da buena cuenta de la relevancia social que empieza a tener esta problemática.
Hablar de la adicción a las nuevas tecnologías supone hablar de una problemática con muy baja percepción de riesgo, que puede pasar desapercibida fácilmente.
Las nuevas tecnologías sirven como instrumentos útiles para la vida cotidiana; los videojuegos, por ejemplo, proporcionan diversión, aprendizaje, relajación de la rutina, incremento de los reflejos y atención sostenida, creatividad, sensación de libertad, etcétera. Los chats de diversas plataformas online también pueden resultar ser una útil herramienta para mantener conversaciones de manera rápida.
2. Definición de Adicción Tecnológica
Así, la adicción tecnológica se caracteriza por un uso abusivo de las nuevas tecnologías, como el ordenador, internet, móvil, videojuegos y redes sociales, afectando a todas las áreas de la vida del sujeto. Es poco frecuente que una persona reconozca que es adicta a algo, y más si ese algo son cosas tan nuevas y generalizadas como los videojuegos, internet o los teléfonos móviles, entre otros.
Los dos principales inconvenientes asociados al uso de las TIC son el daño que podemos hacer a los demás a través del ciberacoso, o a nosotros mismos cuando las tecnologías atentan contra nuestra libertad – Mariano Chóliz
3. Factores de riesgo para Adicciones Tecnológicas
Como en la mayoría de trastornos psicológicos, existen una serie de factores en el contexto de la persona, que aumentan la vulnerabilidad de ésta para desarrollar adicción a cualquiera de las variantes tecnológicas. Comparte factores de riesgo con las adicciones químicas, pero con algunas diferencias. Estos factores de riesgo se deben tener en cuenta también a la hora de iniciar un tratamiento para la adicción a las nuevas tecnologías.
3.1. Edad
Debido a la reciente expansión de las nuevas tecnologías y plataformas virtuales, los niños y adolescentes son las personas más vulnerables debido al mayor uso que hacen de las mismas, así como a la naturaleza extremadamente reforzante de los mundos virtuales.
3.2. Depresión
La relación entre un alto uso de Internet y el incremento en los niveles de depresión ha aparecido en varios estudios. Este es uno de los puntos más relevantes a día de hoy que están estudiándose para avanzar en el tratamiento de las adicciones a las nuevas tecnologías. Sin embargo, existe aún mucha controversia sobre en qué dirección es la correlación: si la depresión es la causa o el efecto de la adicción a Internet.
3.3. Accesibilidad
Esto varía mucho dependiendo del tipo de adicción tecnológica. Prácticamente todo el mundo tiene acceso a internet o a redes wifi gratuitas; sin embargo, no todo el mundo tiene acceso a smartphones, iPhones o a ciertas consolas de videojuegos.
3.4. Baja percepción de riesgo
La adicción a las nuevas tecnologías es un fenómeno muy reciente, no hay alarma social porque hay una baja percepción del riesgo en el uso de móvil, acceso a redes sociales o juegos online.
Si un niño tiene una educación demasiado permisiva o demasiado restrictiva por parte de sus padres con respecto al tiempo dedicado a la actividad, ese niño tendrá más probabilidades de desarrollar una adicción tecnológica que otro niño con un estilo educativo más democrático, en que sus padres negocien los límites y lleguen a acuerdos respetados por ambas partes.
3.5. Familia y círculos sociales
También puede ser un factor de riesgo el que los familiares o amigos pasen muchas horas frente al ordenador, navegando por internet o enganchados al móvil. Tanto la familia como los grupos de iguales pueden ejercer mucha influencia.
Por ejemplo, si todos los compañeros del colegio usan las redes sociales, tienen un móvil con acceso a internet y utilizan juegos de rol online, es probable que el niño no se sienta totalmente aceptado en las dinámicas sociales de esos grupos. Los vínculos con personas que hacen un uso desmesurado de estos dispositivos y plataformas, pueden incitar y potenciar el “enganche” a los mismos.
3.6. Características emocionales y de personalidad
Algunas características como impulsividad, búsqueda de sensaciones, timidez excesiva, baja autoestima y estilos de afrontamiento inadecuados a las dificultades cotidianas; así como estados de disforia, fatiga, preocupación, bajo estado de ánimo y hostilidad son algunos de los factores más vinculados con el desarrollo de conductas adictivas.
A pesar de que el concepto de adicción tecnológica está muy extendido en ámbitos sociales y clínicos, todavía no aparece como tal categoría diagnóstica en el apartado “Trastornos por el uso de sustancias y otros trastornos adictivos” del DSM-5. Se trata de un fenómeno sobre el que existe mucha evidencia clínica y clara preocupación social.
4. Evaluación: síntomas y señales de alarma
Al tratarse de un trastorno con claras consecuencias sociales, pero sin reconocimiento en la mayoría de guías de referencia en diagnóstico y evaluación, muchos profesionales encuentran difícil la detección de las adicciones tecnológicas. Más que el número de horas conectado a la red, lo determinante es el grado de alteración en la vida cotidiana.
La dependencia a Internet o a las redes sociales está ya instalada cuando: hay un uso excesivo asociado a una pérdida de control, aparecen síntomas de abstinencia (ansiedad, depresión, irritabilidad) ante la imposibilidad temporal de acceder a la red, se establece la tolerancia (es decir, la necesidad creciente de aumentar el tiempo de conexión a Internet para sentirse satisfecho) y se producen repercusiones negativas en la vida cotidiana.
Con diversos estudios como referencia, podemos sospechar que una persona esté desarrollando éste trastorno a partir de las consecuencias negativas del uso de esas tecnologías. Una correcta evaluación permitirá que el tratamiento de la adicción a las nuevas tecnologías sea óptimo.
4.1. Consecuencias fisiológicas
Son bastante frecuentes el saltarse comidas y la reducción del número de horas de sueño diario por seguir conectado o “enganchado” a la actividad. Como consecuencia del uso prolongado, podemos encontrar sedentarismo, cansancio excesivo, sueño, desnutrición, cefaleas, fatiga ocular, problemas musculares, agotamiento mental, dolores de espalda, alteraciones en el sistema inmune, etc.
- Privación de sueño (<5 horas) para estar conectado a la red, a la que se dedica tiempos de conexión anormalmente altos.
- Saltarse comidas o reducción de la ingesta alimentaria, así como desnutrición como consecuencia del uso prolongado
- Alteraciones físicas, como el cansancio excesivo, así como cefaleas, dolores musculares o de espalda.
4.2. Consecuencias psicosociales
En el hogar se pueden producir discusiones debido a la resistencia a reducir el uso desproporcionado del objeto de la adicción y a su disminución en la cooperación y convivencia en el hogar.
- Grave deterioro de las relaciones sociales o familiares a causa de su consumo excesivo o de la incapacidad para controlar la conducta.
- Aislamiento social, derivado de un notable descenso en el contacto social
- Descuidar otras actividades importantes como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio o la propia salud.
4.3. Consecuencias profesionales o académicas
Empeoramiento del rendimiento laboral o académico como consecuencia del declive en la dedicación a estas actividades o la excesiva atención sobre la conducta adictiva.
- Deterioro del rendimiento académico o profesional a causa de su consumo excesivo o de la incapacidad para controlar la conducta.
- Mentir sobre el tiempo que se está conectado o jugando, o incluso ocultarlo, al recibir quejas o llamadas de atención por parte de personas del entorno
- Perder la noción del tiempo durante el uso, tanto en videojuegos, conversaciones por chat o uso del ordenador
4.4. Consecuencias psicológicas
Uno de los aspectos más relevantes a la hora de comenzar el tratamiento de la adicción a las nuevas tecnologías es prestar atención a las consecuencias de índole psicológico.
- Incapacidad de dejar de realizar la conducta, a pesar de ser consciente de que ello le está perjudicando gravemente a su salud o a su bienestar.
- Estados de irritabilidad, bajo estado de ánimo o sentimientos de vacío cuando se priva el uso de estas plataformas.
- Alteraciones de carácter emocional asociados a ansiedad, cuando el acceso está restringido por cualquier razón. Sin embargo, cuando está manteniendo su comportamiento tiene un sentimiento placentero, parecido al de cualquier adicción química.
- Pensar en la red constantemente, incluso cuando no se está conectado a ella y sentirse irritado excesivamente cuando la conexión es lenta o no funciona
- Euforia excesiva, conectarse al ordenador al llegar a casa, o al levantarse y ser lo último que se hace antes de acostarse.
5. Tratamiento de Adicciones Tecnológicas
En la mayoría de los casos, las personas que padecen alguna adicción no siguen ningún tratamiento; sin embargo, existen pruebas que confirman que las personas que piden ayuda consiguen mejorar su calidad de vida de manera importante.
A continuación os muestro un mapa de intervención en varios pasos. A partir de la literatura existente, y de mi propia experiencia trabajando con este trastorno, he preparado ésta guía de intervención por pasos, con una serie de prioridades para que podáis diseñar vuestras sesiones acorde. ¡Allá vamos!
Paso 1: La motivación
Muchos procesos de intervención de adicciones están condenados al fracaso desde el principio, si nuestro paciente simplemente no quiere cambiar. Es común que pacientes de este tipo vengan a consulta presionados por familiares, pareja o amigos. ¿Pero por quién están realmente haciendo éste proceso terapéutico? ¿Por sí mismos, o por alguien más?
Nuestra prioridad al principio del proceso es ayudar a nuestro paciente a tomar conciencia sobre lo que está perdiendo por mantener la conducta adictiva; o lo que es lo mismo, lo que podría ganar en calidad de vida por tener más control sobre su uso del móvil o del ordenador.
Paso 2: Autoconciencia de la adicción
Ahora que tenemos al paciente en el barco, es hora de conocer en detalle la adicción con la que estamos trabajando. Mediante preguntas, registros o auto-informes, nuestro paciente ha de tomar conciencia de cómo es la conducta adictiva, cuándo la lleva a cabo, en qué situaciones, cuánto tiempo, y cuáles son los pensamientos y emociones implicados en éste proceso.
¿Cuándo utiliza el móvil, el ordenador o la consola? ¿Por cuánto tiempo? ¿En qué situaciones experimenta la pérdida de control? ¿Qué piensa, siente o hace cuando ésto ocurre? ¿Cuándo entra en conflicto con otras actividades? Etc. Como psicólogos, ayudaremos a nuestro paciente a hacer un mapeado del problema, que le permita observarse y darse cuenta de dónde puede trabajar para combatirlo.
Paso 3: Objetivos y plan de acción
Ahora que tenemos una visión más global, podemos trabajar con el paciente para elegir unas metas y objetivos para el proceso terapéutico. ¿Cuánto le gustaría reducir la conducta? ¿Hasta dónde le gustaría llegar? ¿Con qué recursos contamos para llevar esto a cabo? ¿Con qué personas de sus círculos podemos contar para apoyar en el proceso? Como psicólogos, podemos ayudar a aportar realismo, mediante preguntas o sugerencias.
Asumimos que en las adicciones tecnológicas la abstinencia total no es un requisito terapéutico, pero sí lo es centrarse en la promoción de un uso adaptativo y sano. Una meta realista en la mayoría de los casos sería reducir de manera significativa el tiempo dedicado al ordenador o al móvil, mediante una reducción de las pérdidas de control.
Es crucial que el paciente se marque sus objetivos. Aunque es importante que después tanto paciente como terapeuta se ciñan a éstos objetivos, no están tallados en piedra, y es posible ajustarlos a lo largo de las siguientes sesiones, en función de los logros del paciente, o incluso en caso de recaída.
Paso 4: Límites y control de estímulos
Uno de los objetivos principales del tratamiento de las adicciones tecnológicas es aprender a hacer un uso controlado del ordenador, internet o videojuegos. En ocasiones es clave fijar un tiempo límite y establecer horarios para el uso, y ayudar a darse cuenta de que las nuevas tecnologías son una herramienta más que no debe impedir el disfrute de otras actividades del día a día. Para ello suelen funcionar muy bien ciertas herramientas de la terapia cognitivo-conductual, como el control de estímulos o las contingencias.
A partir de toda la información que el paciente nos ha brindado, el paciente puede dar el paso primero con acciones más pequeñas, y poniendo límites y negociando con familiares o personas de su entorno. Por ejemplo:
A partir de ahora, sólo jugaré a la consola después de estudiar y terminar tareas de clase. Para ello, al volver de clase, dedicaré X tiempo en sentarme a trabajar.
Es crucial que seamos específicos con las nuevas reglas del juego. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Cuánto tiempo? ¿Dónde? ¿A qué lugares y situaciones voy a restringir el uso? Cuanto más borrosos sean estos límites, más fácil será que nuestro paciente se auto-sabotee y recaiga en el uso incontrolado.
Paso 5: Actividades alternativas y factores de protección
Las líneas más comunes de actuación se centrarán después en promover actividades alternativas, creando así un estilo de vida más sano y equilibrado, así como desarrollar habilidades de afrontamiento para situaciones de riesgo y prevención de recaídas. Si no me doy el atracón de horas jugando a la consola, ¿de qué otras actividades puedo obtener placer ahora?
Hemos de elaborar una lista de actividades con nuestro paciente. ¿Qué le gustaría hacer de ahora en adelante con ese tiempo que va a reducir del abuso tecnológico? Tal vez pasar más tiempo con la familia, tal vez tener más conversaciones largas con amigos, tal vez apuntarse de nuevo al equipo local de básquet… Es aquí donde nuestro paciente tiene la oportunidad de ganar calidad de vida y crear más momentos felices. Este punto será vital tanto en el tratamiento de la adicción a las nuevas tecnologías como en la evitación de las recaídas, que veremos a continunación.
Paso 6: Prevención de recaídas
La intervención puede centrarse ahora en fortalecer factores de protección como fomentar la capacidad de resolución de problemas, la autoestima, mejora de habilidades sociales y un uso alternativo del tiempo libre. La prioridad es ahora desarrollar herramientas y habilidades que reduzcan las probabilidades de recaer en la conducta de abuso a largo plazo.
Para que el tratamiento resulte lo más eficaz posible, la intervención no solo ha de centrarse en el propio sujeto sino que deberá trabajar con personas del entorno, como familiares, pareja, amigos, etc. que deberán colaborar decisivamente en el proceso terapéutico, cambiando el contexto en que se desarrolló la adicción. ¿De qué maneras podrían apoyar el tratamiento las personas del entorno del paciente?
Paso 7: Evaluación y mantenimiento
¿Hemos alcanzado los objetivos y metas planteadas? ¿Qué cosas han funcionado y qué otras no? Es el momento de celebrar los éxitos del paciente, hacer ajustes y buscar soluciones para los obstáculos que hayan surgido por el camino.
En caso de recaídas, volveremos a alguno de los tres primeros pasos, a revisar las motivación para el cambio, la información sobre la adicción o los objetivos y metas planteados en el plan de acción. Hacer ajustes ahora nos da la oportunidad para un nuevo comienzo, y cuantas más veces pasemos por este proceso de re-evaluación, más probabilidades tendremos de lograr cambios duraderos en el paciente.
6. Conclusión
El tratamiento de las adicciones tecnológicas es un desafío muy reciente, y aunque no disponemos de tanta evidencia científica o guías de tratamiento como de otras adicciones más antiguas, la comunidad de profesionales se está poniendo al día muy deprisa. El factor clave es la curiosidad que haga que más y más profesionales elijan seguir formándose o investigando sobre este tema. ¡Ya estamos obteniendo muchos éxitos!
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